miércoles, 30 de noviembre de 2011

220 dias, 5 paises y mas de 11.000 km!


Finalmente salimos de Cusco, después de estar mas de 2 meses en esa gran ciudad que sin dudas fue uno de los puntos más intensos de todo el camino, seguimos viaje. Nos despedimos de la familia Marmanillo (a quienes estaremos eternamente agradecidos por todo lo que hicieron por nosotros) y por primera vez el scoobytrip se dividió.
Como Rafa tenía ganas de visitar la selva, y Pancho y Matías ya estaban un tanto desesperados por llegar al mar, nos separamos por un par de días.
Pancho y  Matías salieron para Lima, y con ellos también viajo Michelle, una amiga que conocimos en Cusco que viajaba a Lima para visitar a su familia y amigos.  En el camino pasamos por Nasca, y como para ver las famosas líneas hay que subirse a una avioneta (que ni siquiera preguntamos el precio…) nos limitamos a verlas desde una torre que está construida a un costado de la ruta con precio de mochileros. También pasamos por Ica, donde paramos a dormir y a conocer una especie de “oasis” que hay en el medio del desierto.  Ahí intentamos hacer sandboard, pero el calor y la temperatura de la arena hizo que solo sea eso, un intento.
Llegamos a Lima, donde la madre de Michelle nos recibió con unas milanesas con papas fritas (de tanto que le hablamos a Michelle de esa comida en los 1000km que hicimos, la convencimos! GRACIAS!!!) y salimos a conocer la capital peruana. La ciudad es muy linda y pudimos sacarnos las ganas de ir a la playa… el agua estaba bastante fría como para meterse,  y recordando nuestra ultimo baño en el Pacifico (en Chile), preferimos solo admirarlo desde la arena.
Michelle nos llevo a conocer el Parque de la Reserva, donde hay unas cuantas fuentes con aguas danzantes, luces, música y proyecciones en el agua. El lugar esta muy bueno, pero para quienes vayan a visitarlo, recomendamos llevar un cambio de ropa porque salimos completamente mojados.
En Lima teníamos a Pepe “Kombiman”, nuestro amigo kombinauta que nos recibió con su familia de la mejor manera (Gracias Pepe, Silvia y Diego!!). Justo el fin de semana que llegamos había un encuentro de VW y Pepe nos llevo. Estuvo muy bueno, conocimos mucha gente y muchos vochitos y kombis. En el encuentro nos regalaron unas remeras y ganamos un sorteo por una correa para el alternador!!, la Scoobyneta se llevo un chiche de repuesto. Después Pepe nos invito a comer a un típico bodegón, donde compartimos unas cuantas anécdotas kombinautas.
Al día siguiente Rafa llegaba a Lima, para contarnos  de la otra parte del viaje y mientras nos tomábamos unas cervezas en el barrio de Barranco, Rafa empezó atar los cabos sueltos de los días ausentes.


(voy  a empezar a  redactar en primera persona por qué me resulta más fácil!)
 
De cusco me fui para Quillamaba, “la ciudad del eterno verano”, un hermoso lugar que era el paso obligado para llegar “al pongo de Imainique”, una cascada ubicada   rio adentro, en  los márgenes del rio Urubamba (es el mismo rio que pasa por  aguas calientes, que llega hasta el amazonas).  La parte emocionante del viaje empezó en el camino hacia el pongo. Para llegar a este lugar desde Quillabamba, tuve que tomar un micro hasta un pueblito llamado Ivochote, el viaje fue largo, duro 11 horas y la ruta era de pura tierra blanda, por causa de las lluvias. Un detalle fue que el bus a la mitad del viaje se rompió y hubo  que esperar 2 horas para que llegue el relevo. Cuando llegue a este pueblito de dos cuadras, dormí en el único hostal que había. Ivochote es el último punto de la precaria ruta, desde ahi solo se puede seguir en bote. Esa mañana, Salí al rio para preguntarle a los pescadores cuanto me cobran para ir a la cascada, y como si fuera una película, fumándome un cigarrillo, viendo el rio, se acerco un tipo y me dijo “¿para dónde vas?”  y al contarle mi historia de ir al pongo, me cuenta que él pertenecía a un grupo de médicos del estado Peruano y que al próximo día salían a recorrer  por 40 días todas las comunidades de la selva Peruana.  Luego de comer con él y contarle la historia del scoobytrip, me llevo a un bar con el resto de los médicos, que estaban festejando su último día antes de entrar en acción, tomando cerveza desde temprano. Como tengo el no difícil, me uní a la mesa. Todos juntos me invitaron a ir con ellos y llegar a una isla llamada Camisea, donde no solo iba a ver el Pongo de Mainique, sino que iba a conocer a una comunidad aborigen.  El plan era perfecto, desde esa Isla salen vuelos a Lima, ya que hay una planta de gas de Repsol, y como ellos tienen acceso a los vuelos por ser parte del estado, en teoría me podían dar un pasaje de avión.  Pero  hubo un mal entendido, ellos me dijeron “salimos a la mañana”, para mi la mañana eran las 7 y para ellos la mañana eran las 6. Cuando me desperté, me conto un pescador que los médicos le comentaron: “el argentino se cago”.  Ese fue el fin de mi estadía en la selva. Me consolé pensando que por algo pasan las cosas y me quede tranquilo por todo lo vivido. Al otro día me volvi para Quillabamba y de ahí de nuevo a Cusco, donde otra vez pude disfrutar de la compañía  de nuestra familia adoptiva , Los Marmanillo, que me recibieron de nuevo con los brazos abiertos y mucha comida. Luego de dos días de estar con ellos, Viaje a Lima.


Otra vez con Rafa entre nosotros, el Scoobytrip  volvía a su formación oficial. Estuvimos un dia en Lima recorriendo los lugares mas lindos que conocimos para que él no se los pierda luego de ser guias turísticos, emprendimos viaje rumbo al norte.  Paramos en Trujillo, y fuimos a la playas de Huanchaco, la temperatura del mar empezaba a ser un poco más amigable y las playas más lindas.
De ahí nos fuimos para Mancora, la famosa playa del norte de Perú.  Tuvimos el privilegio de poder estacionar la Scoobyneta en la playa, asi que vivimos unos cuantos días a un par de metros del mar, un lujo. Ahí conocimos a Julien e Yseult y su gran perro Kamtar, ellos son franceses y viajan en su camión por Sudamérica. El camión está equipado como un departamento, hasta tiene calefón para bañarse con agua caliente!!. Cuando llegamos a la playa vimos su camión y el de otra familia francesa,  asi que estacionamos la Scoobyneta al lado y formamos una especie de vecindad playera. Al primero que vimos fue a Kamtar, un pitbull que estaba cuidando la casa y nos dio un poco de miedo, pero cuando finalmente lo conocimos nos dimos cuenta que era un gran amigo. Pasamos unos cuantos días con Julien, Yseult y Kamtar en la playa, y cada vez que ellos intentaban seguir viaje, los reteníamos diciéndoles el menú que íbamos a preparar a la noche.
Aprendimos unas cuantas palabras en francés para poder darle ordenes a Kamtar, y no había piedra que tiremos y que el no traiga…algunas del tamaño de una pelota de futbol…. Por suerte solo usaba la mandíbula para morder piedras.
Y  un dia en la vecindad apareció un loco en bicicleta que merece una nota aparte…
Leo, es de Rio de Janeiro y está haciendo un viaje por Sudamérica en bicicleta!!! El salió de Rio y bajo por la costa hasta Bs. As. Después subió hasta el norte y entro a Bolivia, de ahí a Perú y llego hasta Mancora, donde lo conocimos. Hizo aproximadamente 8000km en 10 meses… si, solo 3 meses más que nosotros en la Scoobyneta…
Los amigos franceses se iban a ir y logramos retenerlos una noche mas con unos choripanes playeros. Asi que hicimos cena de despedida y al día siguiente siguieron con el viaje para el sur. Como a Leo se le acababan los días de su visa en Perú, y todavía le faltaban unos 200km para la frontera, le ofrecimos alcanzarlo, así subimos a Caisara (su bicicleta) al techo de la Scooby y salimos juntos para Ecuador. La nota de color es que en Mancora, el último día compramos 2 tablas de surf antes de salir a las sierras ecuatorianas… así que todavía ni las pudimos usar.
La frontera de Perú y Ecuador es muy rara…hay unos 6 kilómetros entre una y otra que como no sabíamos que era, lo llamamos “El Limbo”. Cuando llegamos a la aduana ecuatoriana nos dijeron que el hombre que hacia el papelerío para vehículos extranjeros se había ido, y volvía recién al otro día, así que dormimos un día sin estar en Perú y sin estar en Ecuador. Después de sacar el seguro, y hacer los papeles, entramos al país bananero. Cruzamos por kilómetros y kilómetros de plantaciones de bananas, donde no había más que eso, bananas. La scoobyneta sigue soprendiendonos con su nobleza…. Estábamos en una ruta alejada, tierra adentro  y de pronto…CRACK! Nos quedamos con la palanca de cambios en la mano…se partió la base de la palanca, pero para nuestra fortuna…justo frente  había una  gomeria que estaba en el medio de la nada misma… y cuando decimos justo es justo…con la marcha que veníamos entramos en el taller, donde casualmente tenían una soldadora eléctrica. Como Leo, el nuevo tripulante de la scoobyneta  es ingeniero industrial, no necesitamos nada mas… en un par de minutos la kombi estaba en la ruta de nuevo.
Llegamos a Cuenca, otra ciudad que nos sorprendió, no sabíamos de su existencia y resulto ser una gran ciudad, muy linda y con gente muy buena.  Justo el día que llegamos era el cierre del festival de cine, así que fuimos a ver una gran película “El Pescador”.
Al otro día, mientras la scoobyneta estaba en una plaza, se acercaron Fernando y su hija Samanta, una estudiante de comunicación que le intereso nuestro viaje y nos hizo una entrevista mientras nos invitaron a cenar (GRACIAS!!! Estaba muy rico todo).
De Cuenca nos fuimos para Guayaquil, el camino fue bastante complicado, ya perdimos la cuenta de cuantas veces cruzamos al cordillera, ya lo estamos haciendo como un viaje de Floresta a Paternal. Subimos a  4200msnm y pasamos por el parque nacional Cajas, con mucha lluvia y frio. Lo gracioso es que al entrar al parque, te dan un ticket que tenes que presentar en la salida, porque la ruta pasa por el medio y hay 30 minutos de tolerancia para cruzar el parque. Lo que ellos no calcularon es que la Scoobyneta viaja a la velocidad del paisaje… y la subida que los autos hacen normalmente en 20 minutos, nosotros lo hicimos en 2 horas y media… cuando salimos nos querían cobrar la estadía, pero no fue muy difícil explicarles que en kombi se manjean otros tiempos.
Llegamos a Guayaquil, una enorme ciudad que tiene una costanera llamada “Malecon” muy pintoresca y con un inmenso rio a su lado. Luego de semejante paliza, la scooby, se nos enfermo un poquito, se  desoldó el pedal del acelerador y se aflojo el cable del embrague, nada del otro mundo que pudimos arreglar fácilmente. Lo bueno fue que gracias a esta desgracia, conocimos a “El Llave” un viejo mecánico de Guayaquil que luego de charlar un rato largo, nos indico donde ir a comer más barato  y solo nos cobro el arreglo 2 dólares. Tan genio era que nos invito a dormir al patio de  su casa pero desistimos, ya que nos estamos yendo rumbo a la playa.
 Prometemos escribir más seguido!




3 comentarios:

Victor dijo...

Cada relato que agregan en el blog nos sirve, o al menos "me" sirve, para confirmar que no todo está perdido en ese derrotero del hombre en su búsqueda de un futuro mejor a ese presente que le toca vivir. Las tantísimas muestras de solidaridad que vienen experimentando, no pueden ser tomadas como obra de la "casualidad". Son el producto directo de una "causalidad". Causalidad que demuestra que el promedio de nuestra gente, mal que les pese a nuestros dirigentes, es SOLIDARIA, y esa solidaridad será la que imponga las normas en el futuro que se avecina. Normas que nos enseñarán a compartir "lo mucho que nos ofrece" el habitat que transitamos, para reemplazar la inutil pelea por defender lo poco que "creemos que nos pertenece". Sigan adelante. Hermosas las fotos que suben a la página, y no dejen de cumplir lo prometido de escribirnos más seguido.
Un abrazo para ustedes y sus compañeros circunstanciales de aventuras.
Víctor.-

JORGE Y ANA dijo...

RAFA SI NO PODEMOS HABLARNOS QUE EL 5 DE DICIEMBRE SEA UN MUY FELIZ DIA PARA VOS.-
EL VIEJO Y ANA MARIA

Camila dijo...

Que lindo se oye todo y se ve en las fotos realmente me encantaría hacer un viaje así de largo no se cuanto tiempo te ha llevado pero estoy para despegar en este momento.